Vacaciones en La Habana

02.04.2007 09:11
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#1 Vacaciones en La Habana
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Rey/Reina del Foro

Shelyn Rojas

1 de abril de 2007

La Habana – bitacoracubana - En abril, Tino cumplirá 59 años. Desde Venecia, sentado en un apartado banco de un parque, cerca de su apartamento, mira a los niños jugar y extraña sus parrandas en Cuba.

Tino se divorció hace años. Pero en su país, prevalecen otros valores. Él tiene que mantener una buena imagen y una moral impecable ante sus familiares y la sociedad.

Un amigo, en secreto le contó, que en Cuba, las prostitutas son baratas. Con un poco de dinero se daría una vida inimaginable. No lo quiso creer, pero se arriesgó a la aventura.

En el aeropuerto José Martí, en Ciudad de La Habana, abordó un taxi. Por el camino vió calles rotas y una ciudad sucia. En las esquinas, latones de basuras desbordados. Las personas desnutridas, mal vestidas y mugrientas eran mayoría.

El amigo le había resuelto el alquiler donde se hospedaría mientras durara su estancia. Era clandestino. Valía la pena. Los precios de los hoteles no eran para ellos. Eran simples obreros en Italia.

Había comprado alguna que otra prenda de vestir y algún que otro perfume en rebajas en una tienda en Venecia. No podían faltar en su bolso las pastillas mágicas de viagra. Era el consejo de su amigo.

En el apartamento, lo esperaban con los brazos abiertos. Llegó la noche y se dirigió a uno de los lugares más céntricos de la ciudad, recomendado por la rentadora: la heladería Coppelia. Ahí no corría peligro de ser asaltado como en las calles apartadas de la Habana Vieja. Era su primera visita a la isla.

La rentadora buscó un “vecino” que por unas cervezas y poca propina le enseñaría la ciudad y sus pormenores.

Al llegar al Coppelia, no podía creer lo que veía. Muchachas de 15 años, apenas vestidas, se le regalaban. Tino se sentía un marahá.

El cuarto tenía un espejo grande, frente a la cama espaciosa y aire acondicionado. No sería víctima del verano. Sólo por doce dólares diarios.

Tino vivía los mejores años de su vida. Prefería muchachas menores de 19 años.

Una de las tantas chicas, Yuneisy, estaba por cumplir sus 15 años cuando la conoció. Ella quería una fiesta, necesitaba dinero y alguna que otra pacotilla. Sus padres no podían complacerla. A cambio, se hacían los de la vista gorda para que ella se encargara de realizar sus sueños.

Las vacaciones Tino las esperaba con impacienta, para regresar a la isla de la lujuria y el sexo barato.

Una tarde a Tino se le unieron dos prostitutas. Se armó una pequeña reyerta que no transcendió. Tino se sintió disputado y halagado. Ellas llegaron a la conclusión de que en el mismo giro, todo es posible. La cama era bastante espaciosa. La matemática no tenía necesariamente que ser en par.

Al día siguiente, los inspectores de emigración llegaron a la casa. Tino, declarado ilegal, fue llevado al aeropuerto y montado en un avión de vuelta a su país.

La familia del apartamento tuvo que pagar una multa de 1 500 dólares. Siempre le achacan la multa a un chivatazo de los vecinos de los bajos. Con suerte no le decomisaron la casa.

Aún mantienen comunicación por teléfono con Tino, que no deja de extrañar a sus niñas en La Habana.

En un país gobernado por octogenarios que pasaron y olvidaron las necesidades y deseos de la juventud, historias como estas, sobran.

http://www.bitacoracubana.com/ShelynRojas/Portada2.php?id=96

Nos vemos
Dirk

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