Ángeles Muik - Trabajadores.- Alicia es una amiga colombiana que se desempeña en el sector informal o trabaja por cuenta propia, como vendedora de artículos salidos de la artesanía popular: bolsos, carteras, mantas y otros enseres de tejidos multicolores. Así se gana la vida.

Meses atrás, en una conversación por Internet, le dije que estaba embarazada y próxima al alumbramiento.

Se alarmó con la noticia y me dijo: "Es un riesgo tener niños en estos tiempos, sobre todo para madres profesionales como tú. ¿Qué vas a hacer con tu trabajo?"

MADRES EN LATINOAMÉRICA

En Latinoamérica, el porcentaje de madres sin protección de la seguridad social en el momento de la gestación es elevado.

Como otras tantas, Alicia sufre el drama de las madres trabajadoras. En una sociedad marcada por el acceso limitado a las posiciones de influencia y poder, la exclusión y el desamparo económico es el saldo que deben pagar por ser mujeres. Sus alternativas laborales son más estrechas y obtienen menores ingresos que los hombres, aunque desempeñen la misma función.

La desdicha de las latinoamericanas es inquietante si abordamos las aristas de la violencia doméstica, el abuso sexual, la mortalidad materna, la inseguridad y desprotección sanitaria, así como el analfabetismo, el desempleo, la feminización de la pobreza y la familia monoparental.

Son las mujeres las que soportan la carga más pesada por el hecho de tener que buscar la supervivencia de la familia, el cuidado de enfermos y ancianos, y en muchos casos, se añade a esta situación la ausencia del marido por deserción o emigración.

CUBANAS AMPARADAS POR LA LEY

El Estado cubano garantiza a las madres trabajadoras una maternidad segura hasta el primer año de vida del bebé, lo cual incluye un subsidio prenatal, desde los siete meses y medio de gestación hasta el momento del parto, y otra licencia retribuida postnatal que abarca desde el nacimiento del bebé hasta las seis primeras semanas posteriores al parto.

Después de este tiempo, la trabajadora recibe el 60% de su salario mensual hasta que el niño cumpla el primer año, incluso si existe alguna dificultad con la salud del bebé u otros inconvenientes, puede solicitar también una licencia no retribuida de hasta tres meses.

PROTEGIDAS ELLAS Y EL BEBÉ

"El programa materno-infantil ampara a la madre cubana que recibe asistencia médica por especialidades, donde se valora a la paciente a través de consultas externas de Nutrición, Ginecología, Estomatología, Psicología, Genética y otras disciplinas en dependencia de las necesidades individuales de cada gestante", explica la doctora Zunilda Montes de Oca, especialista en Medicina General e Integral del municipio de Boyeros, en Ciudad de La Habana.

Precisa también que a cada embarazada se le realizan chequeos médicos trimestrales que incluyen exámenes de hemoglobina, serología, HIV, creatinina, glicemia, alfafeto proteína y otros.

Después del nacimiento del bebé, las madres deben llevar a la consultas de Pediatría a su hijo cada 15 días, hasta los seis meses de edad; una vez al mes, de seis meses a un año, y cada seis meses, después del año de vida.

El esquema de vacunación cubano inmuniza contra 13 enfermedades por la acción de 11 biopreparados vacunales, que protegen a nuestros niños y niñas de patologías como poliomielitis, tuberculosis, rubéola, sarampión, tétanos, difteria, hepatitis B, meningitis bacteriana, entre otras.

"Este seguimiento permite realizar un pesquisaje completo de la salud de los lactantes, en aras de continuar disminuyendo la tasa de mortalidad infantil en edades tempranas", manifestó la doctora Montes de Oca.

En este importante indicador de la salud de infantes menores de un año, Cuba muestra el más bajo índice de su historia y se sitúa entre las 30 primeras naciones del mundo. Al cierre del 2006, la tasa de mortalidad infantil registró 5,3 por cada mil nacidos vivos, y se destacaron 25 municipios con este valor en cero.

PATERNIDAD RESPONSABLE E IGUALES DERECHOS

Otra de las ventajas que brinda el Estado cubano es la posibilidad de que ambos padres trabajadores decidan cuál de los dos tendrá a su cargo el cuidado del bebé.

Para respaldar a esta familia, el Estado cubano garantiza que el padre pueda solicitar una licencia de paternidad hasta el primer año de vida.

En dependencia de la labor profesional que realicen y de otras situaciones que se presenten en el entorno doméstico, la madre y el padre pueden acordar quién atenderá al niño o a la niña, y decidir cuál se incorporará a su puesto de trabajo.

Lo anterior tiene su génesis en una razón: las mujeres ocupan cada vez más puestos de trabajo de alta responsabilidad y remuneración, debido a su ascendente calificación.

"La protección es completa –concluí en mi conversación con mi amiga colombiana–; puedo traer a la vida a mi pequeña segura de contar con un respaldo económico e incorporarme nuevamente a mi puesto de trabajo, y sobre todo, que mi esposo pueda, además, cumplir con la noble tarea de cuidar a su hijo."

Después de escucharme, Alicia comentó: "Amiga... ¡cómo me gustaría tener un hijo en Cuba!

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