El Apocalipsis cubano se acerca

17.05.2004 22:17
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El Apocalipsis cubano se acerca

Jorge Ramón Castillo

SANTIAGO DE CUBA, mayo (http://www.cubanet.org) - El desaliento se apoderó de millones de cubanos tras escuchar este martes las medidas adoptadas por el gobierno de la isla como respuesta a las ya anunciadas por Washington en favor de producir una transición a la democracia en Cuba.

La población no entiende qué tiene que ver una cosa con la otra, y sólo espera que la situación empeore; más aún al quedar suspendidas de golpe y hasta nuevo aviso las ventas de las tiendas que ofertan sus productos en dólares, exceptuando los alimentos y artículos de aseo e higiene personal, como primera medida.

Las opiniones no se han hecho esperar en las calles, camiones de transporte de pasajeros, parada de guaguas, colas enfrente de las propias tiendas; a pesar de la presencia de efectivos de la policía y del ministerio del Interior, que repentinamente ha aparecido en las cercanías de estos puntos de aglomeración de personas.

Algunos coinciden en que estas medidas no tienen ni pies ni cabeza y demuestran una vez más que el gobierno cubano aprieta la tuerca a la menor amenaza de perder el poder, y quien sale perjudicado es el pueblo.

"Conocemos cómo proceden esta gente y nada bueno hay detrás de todo esto", comentó una mujer refiriéndose a las medidas del régimen cubano. La desconfianza del cubano en el Estado tiene bases muy sólidas.

A finales de los ochenta, cuando el derrumbe del socialismo en Europa del Este era inminente, millones de personas fueron timadas en el plan denominado Cambio de Oro y Plata.

En operaciones bastante parecidas a las que los conquistadores realizaban con los nativos en América, la corporación estatal Cimex se encargó de las transacciones. Luego de vender los preciados metales, con los pesos cubanos convertibles se podían adquirir en algunas tiendas diseñadas para tales efectos una variedad de productos que de otra manera era imposible conseguir.

Más tarde, el gobierno aplicó la ley de "enriquecimiento ilícito" a muchos de los que de esta forma habían alcanzado un nivel de vida por encima de la media en Cuba. Tras esta maniobra quedaron en las arcas estatales el oro, la plata y el dinero, y los llamados "macetas" fueron a dar -descapitalizados- a la cárcel.

Muchos se preguntan si esta vez la forma de descapitalizar es el acaparamiento estatal y la subida de precios como medida profiláctica ante la crisis que se avizora.

¿El gobierno estará tomando medidas para enfrentar la tormenta económica que le viene encima sin que haya conseguido salir aún del huracán político provocado por el encarcelamiento de los setenta y cinco opositores y periodistas el año pasado?

El capital económico es tomado muy en cuenta en toda lucha. Con poco dinero, poco puede hacer el adversario y esto lo tiene en cuenta el Plan para una Cuba Libre y también el gobierno de La Habana.

Si Estados Unidos limita la entrada de divisas al país por entender que las mismas oxigenan al aparato gubernamental y represivo del régimen cubano, el régimen a su vez tratará por todo los medios de mantener el menor número de capital en manos de una población que tendrá por delante "días de trabajo y sacrificio", como señaló la nota publicada en el rotativo Granma.

Las transmisiones de Radio y TV Martí, sí finalmente se consolidan, se convertirán en contraparte de la propaganda política oficial concebida en estos instantes como "esfera de máxima importancia" y habrá que ver los resultados, pues es bien sabido que una imagen vale más que mil palabras.

Mientras tanto sería bueno hurgar en el pasado. Cuando en los años 90 Cuba se enfrentó a la crisis denominada Período Especial estaba penalizada la tenencia de divisas, el turismo era incipiente, y no proporcionaba el estándar de vida que hoy da a personas cercanas a esta actividad. Las empresas extranjeras articulaban sus primeros pasos, no existían las tiendas de venta en dólares, y los viajes al extranjero eran verdaderas quimeras para los cubanos.

La despersonalización y el desaliento tocaban todos los estratos sociales y la autoestima, que generalmente parte de la realización como persona, estaba en planta baja.

En fin, el estilo de vida occidental era desconocido en el ambiente nacional, y las referencias de cómo funcionaba el mundo moderno eran muy vagas.

Hoy día se experimenta cierta independencia del Estado. La iniciativa privada en la económica, -aunque cada vez más limitada- las remesas familiares y los viaje de muchos cubanos al extranjero, así como las operaciones de empresas extranjeras en territorio nacional, la llegada de tecnología de punta (computadoras, Internet, telefonía digital, teléfonos celulares, autos modernos y una inmensa gama de elementos comunes en países democráticos) han estimulado una sensación de pertenencia a occidente en la mente cubana a pesar de lo magra que sea su materialización.

¿Estará el pueblo cubano dispuesto a regresar tranquilamente a los tiempos de "Opción Cero"? Creo sinceramente que no. Miles de cubanos conocen hoy cómo funciona el mundo, y una buena parte se ha colocado a un nivel de vida que desconocía hasta hace muy poco.

La situación económica que disfrutan funcionarios del gobierno, así como los que de una manera u otra se empapan con dólares, ha hecho surgir una especie discreta de clase media en la sociedad que estoy seguro no renunciará a su status tan fácilmente. En pleno siglo veintiuno, es descabellado pedir "más sacrificios para construir un futuro mejor", un futuro cada vez más futuro.

El descontento popular, observado pero no reconocido públicamente, puede tornarse peligroso en cualquier momento.

Nada más hizo anunciarse las medidas cubanas, comenzaron a aparecer manifestaciones de descontento de todo tipo. En la ciudad de Santiago de Cuba fueron atacadas las vidrieras de tiendas y un banco popular de ahorro fue tiroteado en una madrugada. En la capital del país y en la Isla de Pinos se reportaron otros incidentes parecidos a sólo escasas horas del anuncio.

El presupuesto político del gobierno cubano comenzará a deprimirse tanto como el económico cuando el famoso avión c-130, repetidor de las señales de Radio y TV Martí, emita su primera señal. Este es el punto crítico en la crisis; de la opción que tome La Habana pende el futuro de país y de la nación.

El pleito político en que se ha metido el gobierno de la isla con Europa y algunos países del área como México, carece de sensatez. Estados Unidos está resuelto a apoyar los cambios democráticos que la nación cubana está pidiendo a gritos y no cejará en su empeño. El Apocalipsis cubano se acerca.



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